13 de Noviembre 2005

Bajo palio

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Definitivamente, estos tiempos que corren son proclives a las mayores sorpresas; no sé si será cosa del agua, de los alimentos bajos en calorías o de las bebidas de garrafón, pero la cuestión es que la vida ya no es lo que era. En mis tiempos (cercanos a la prehistoria), el que salía a la calle a manifestarse era un comunista, masón y otros cuantos calificativos que nadie sabía realmente qué significaban; además, si alguien cometía el pavoroso delito de expresar su opinión, tenía todas las papeletas de ser recluido en alguna cárcel de dudosa comodidad. Era la España del Anterior, del hombre que salía a pasear bajo palio acompañado de una cohorte de sotanas y mitras, de adoradores del brazo incorrupto de Santa Teresa y guardianes de la paz ciudadana y celestial. O con ellos, o al infierno de cabeza.

En aquellos tiempos de ya lejana EGB, no existía la posibilidad de elección educativa en materia religiosa; cualquier niño o niña debía saberse el catecismo de cabo a rabo, bajo amenaza de un castigo divino de proporciones cósmicas...y mucho cuidadito con dudar lo más mínimo del contenido del libro: si la Santísima Trinidad es la trinidad del uno, y el uno es trino, y la Virgen es virgen, y el palomo sabía idiomas, etc, pues todos a creérselo a pies juntillas, o a sufrir en las palmas de tu mano los temibles reglazos de Sor Puri.

Y uno, en su ingenuidad infantil, aceptaba como verdades inmutables los dogmas impuestos; la comunión, la confesión, etc eran requisitos indispensables para estar en “la Gracia de Dios”, una especie de estado lisérgico en el que poder evitar las amenazas de tentaciones impuras y demonios rojos con grandes cuernos. Confiésate, cuéntale tus mortales pecados infantiles al sacerdote, haz una donación que nunca llega a su destino para niños con cara de tener hambre, y serás salvo. La religión católica te enseña la Verdad, puesto que es la poseedora de ella. Sin discusión.

Treinta años después, la vida continúa; aquellos comunistas y masones, los enemigos de Dios y la patria hispana, han llegado al poder utilizando artimañas demoníacas...es necesario preservar la esencia de la cristiandad, el valor de la Iglesia como supremo guardián de nuestra cultura. Los que paseaban bajo palio al Anterior, los que sacrifican sus vidas para ayudarse a sí mismos, los que almacenan riquezas y mantienen acciones en bolsa mientras apelan a tu sensibilidad para ayudar a los niños del cartel del Domund, han decidido que ya es hora de salir a la calle...¿qué es eso de un estado aconfesional? ¿cómo se va a privar a un niño de conocer la Verdad? Lo realmente necesario y vital es obligar a un crío a saber quién era el palomo, a convertirlo en temeroso de Dios, amenazar sus sueños infantiles con diablos que te bañan en azufre y fuego...es necesario y vital que un niño asuma que la Virgen es pura, que los homosexuales son enfermos por culpa del pecado, que nosotros tenemos razón y los demás están equivocados. Salgamos a la calle en pos de la nueva cruzada, en defensa de Dios, la Patria y nuestras cuentas corrientes. Ningún niño sin su catecismo, aunque se muera de hambre.

Treinta años después, el que suscribe ya no goza de la inocencia infantil; los demonios de rojo y los sueños de fuego y azufre han desaparecido, pero los de la mitra y sotana y las Sor Puris de este mundo siguen existiendo. Quieren que mis hijos comulguen, se confiesen, sean temerosos de un Dios que los ha nombrado guardianes de la fe; ellos son los depositarios de la Verdad, por lo que tienen el derecho divino a salir a la calle, a manifestarse como hacían aquellos comunistas y masones que ahora ocupan injustamente el poder. Salen a la calle con sus sotanas, sus hábitos y sus banderas de España, de esa España verdadera y católica y no la de los infieles.

Resulta curioso que aquellos que apoyaban un régimen que prohibía el derecho de manifestación haga uso de ese derecho; resulta igualmente curioso que aquellos destinados a cuidar la fe de la Iglesia se preocupen tanto por las cuestiones mundanas: al César lo que es del César; a Dios lo que es de Dios, y para ellos, todo... resulta curioso que reclame libertad quien nunca ha creído en ella, que pida igualdad quien discrimina a las personas según su género u opción sexual, que hable de educación y cultura quien siempre ha estado interesado en mantener en la ignorancia a un pueblo sumiso.

Dicen que Jesús edificó su iglesia sobre una piedra; de haberlo sabido, la hubiese arrojado al río.


<__trans phrase="Posted by"> skeletor <__trans phrase="at"> 13 de Noviembre 2005 a las 12:54 AM
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