No, no voy a hablar los gramos de coca que he aspirado en los últimos cinco minutos; los psicópatas taicheros no hacemos esas cosas...como mucho, y si se tercia, esnifamos algo de pegamento de vez en cuando, aunque yo para eso soy un poco sibarita: nada de Imedio o Supergen; lo mío es el Superglu 3, que asegura colocones en cinco o seis dimensiones.
Tampoco voy a hablar de la película que rueda por ahí con el mismo título, con Sean Penn como protagonista, aunque el concepto básico es el mismo: 21 gramos es el peso que pierde el cuerpo humano al morir, lo que algunos identifican con el peso del alma. No sé a ustedes, pero a mi la cuestión me preocupa sobremanera...tengo interés por llegar en forma presentable al otro barrio, con el fin de entablar relaciones post mortem con espíritus femeninos en buen estado de conservación, y para ello, debo cuidar mi figura convenientemente; por tanto, pediría por favor que esos 21 gramos fuesen descontados de las 21 toneladas con las que he aderezado en estas fiestas mi oronda barriga cervecera, o en su caso, no estaría mal tener un poco menos de cabezón estilo Pedro Picapiedra...pero eso sí, si me van a quitar 21 gramos de sálvese la parte, tengan por seguro las entidades angélicas o diabólicas de turno que presentaré una Hoja de Reclamaciones...tan sólo me faltaba eso.
Esta mañana, después de la ducha, me he quedado un ratito observando mi cuerpo serrano reflejado en el espejo (tranquilos, no ha sido necesaria la presencia del 061: he podido sobrevivir a la impresión sin necesidad de ingerir tranquilizantes); me preguntaba dónde demonios tendré yo guardados los 21 gramos de la discordia...después del conveniente repaso, he llegado a la conclusión de que lo más probable es carezca de alma; la mía tuvo que negarse a pasar unos cuantos añitos dentro de este antro carente de todo interés...seguro que prefirió quedarse con sus colegas practicando actividades más entretenidas, como jugar el campeonato de petanca del limbo, o tocar canciones de Andy&Lucas con el arpa...mi alma debe andar por ahí, con una sonrisa irónica en su invisible rostro, mofándose con sorna de este esqueleto de cuencas vacías e incierto destino. Si alguien se la encuentra, le ruego le de este pequeño recado de mi parte:
“Mi querida alma: estoy hasta las gónadas de que pases de mí de esta manera; ya esta bien de coquetear con todos los cuerpos de buen ver que se cruzan en tu camino...te guste o no, soy el pringao que te ha tocado en suerte, así que haz el favor de volver a casa por Navidad: beberemos sidra “El Gaitero” y veremos juntos la porno del Plus. Te echo de menos, mi amor”
Se gratificará.
Vaya, acabo de intentar hablar con ella, pero ha huido despavorida...
¡ah! no, perdón, hablaba de mi fugitiva alma.
Saludos.
Ve al Corte Inglés a ver si te venden una a buen precio. Tengo entendido que allí venden de todo, sobre todo durante estas fechas. Pero pide el ticket de garantía por si la tienes que devolver.
<__trans phrase="Posted by:"> dummy <__trans phrase="at"> 29 de Diciembre 2003 a las 01:04 AM