30 de Diciembre 2003

El patio

Calurosa noche de últimos días de primavera; un patio andaluz de tantos, un patio con sus macetas, sus rosales, su Dama de Noche...un pequeño ente diabólico años más tarde conocido como skeletor daba patadas a un balón de fútbol de reglamento, con dos de las macetas como portería y los pobres rosales como red. Una falta sacada con perfección a la escuadra no resultó ser tan perfecta; un pequeño fallo técnico desvió el balón de reglamento hacia el viejo tocadiscos de la abuela...el brazo que sostenía la aguja salió levemente despedido un par de metros hacia atrás, y aquella cosa negra que giraba sufrió el ligero percance de hacerse pedacitos...la abuela del pequeño ente diabólico no parecía muy contenta de que el tierno infante hubiese causado ese pequeño estropicio; el viejo tocadiscos tenía arreglo, pero el disco de una tal Concha Piquer daba la impresión que no iba a girar nunca más...

El tierno infante en su tierna inocencia decidió probar con pegamento, pero el remedio no funcionó; como tampoco tenía un real para comprarle nuevamente a su querida abuela el disco, tuvo que conformarse con sentarse en una silla en el patio andaluz expiando sus culpas.

Al día siguiente, su abuela apareció con el tocadiscos arreglado y con un nuevo ejemplar de aquel disco; esa tarde, el tierno infante, escarmentado, no ensayó las faltas a la escuadra, sino que se volvió a sentar en la misma silla a escuchar junto a su abuela a la tal Concha Piquer, en un intento de parecer menos diabólico. Aquella señora cantaba unas cosas muy raras sobre apoyarse en el quicio de la mancebía o que si a la Parrala le gustaba el vino...demasiado heavy para un tierno infante preocupado por la aleación Z de Mazinger.

Una semana después, el pequeño ente diabólico había recuperado su balón de reglamento, para desgracia de las macetas, los rosales y la Dama de Noche; su abuela, precavida, había trasladado el viejo tocadiscos a una habitación contigua. En aquellas tardes de los últimos días de primavera, hasta el patio andaluz llegaban los ecos de aquellas viejas canciones sobre barcos de nombres extranjeros y personas que querían a otras más que a su vida...

El pequeño ente diabólico nunca perfeccionó su lanzamiento de falta; sin embargo, el que un día muy lejano fue un tierno infante, aún guarda en su memoria aquellas melodías arrebatadoras de Quintero, León y Quiroga en la voz de la gran Concha Piquer...voz que le trae recuerdos de un patio andaluz, con sus macetas, sus rosales y su Dama de Noche.

<__trans phrase="Posted by"> skeletor <__trans phrase="at"> 30 de Diciembre 2003 a las 01:18 AM
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Sin duda. Enorme la Piquer.

<__trans phrase="Posted by:"> S. <__trans phrase="at"> 30 de Diciembre 2003 a las 11:02 AM
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